Cartas a mis hijos – Para cuando el alma despierte
- El lobo estepario
- 25 abr
- 8 Min. de lectura
Actualizado: hace 6 días
Introducción
Se trata de mis hijos.
Voy a usar seudónimos para cada uno.
Pero… ¿acaso no son todos los hijos productos del amor?
¿No son, quizá, lo más preciado que podemos llegar a tener?
Por eso, estas líneas no son solo para ellos.
Las dedico también a los hijos del mundo,
y a todo padre, madre o hijo
que quiera detenerse un instante…
y reflexionar con estas palabras.
Carta 1 – “Mis hijos, mi herencia sagrada”
Mis queridos hijos,
Toté, Tini, Sofi…
No sé en qué momento exacto leerán estas palabras.
Quizás un día cualquiera, con el sol entrando por la ventana.
Quizás una noche en que algo les duela y quieran escuchar mi voz sin tenerme cerca.
Quizás simplemente por curiosidad.
Pero no importa el cuándo.
Lo importante es el desde dónde escribo:
Desde el alma.
Desde la parte más verdadera de mí.
Desde el hombre que soy cuando me saco todos los disfraces,
y me quedo en silencio… recordando que ustedes son el milagro más grande que viví en esta vida.
Ustedes son mis maestros.
Me han enseñado a amar sin condiciones, a tener paciencia cuando ya no me quedaba,
a reírme en medio del caos, a confiar en lo invisible.
A través de sus ojos he vuelto a ver lo sagrado en lo simple:
un abrazo, una risa, un dibujo, una pregunta ingenua que es, en verdad, una puerta al misterio.
Y por eso hoy les escribo.
No para darles respuestas.
No para dejarles una lista de consejos que el mundo olvidará.
Les escribo para que sepan que lo importante no es entender todo,
sino caminar con el corazón abierto.
Esta serie de cartas será un mapa incompleto.
Un conjunto de palabras para recordarles lo esencial cuando el ruido del mundo intente hacerlos olvidar.
No esperen perfección.
No esperen reglas.
Esperen amor.
Mi amor.
Ese que no cambia aunque cambien ustedes.
Ese que los ama con cada versión que son y serán.
Quizás un día tengan sus propios hijos, o quizás elijan otro tipo de legado.
Pero si hay algo que quiero que lleven siempre en el alma, es esto:
No están solos.
Nunca lo estuvieron.
Nunca lo estarán.
Hay una fuerza más grande que nos une.
Una llama que no se apaga.
Una Presencia que nos acompaña, incluso cuando creemos estar perdidos.
Y esa Presencia, esa Luz, también está dentro de ustedes.
Con todo mi amor, mi ternura, mi admiración…
Papá
Carta 2 – Para cuando no sepas quién sos
Querido Toté, querida Tini, querida Sofi…
Algún día —quizás más de una vez— van a sentirse perdidos.
Van a mirar alrededor y no entender nada.
Van a dudar de ustedes mismos.
Y eso… está bien.
Porque en esta vida, a veces, para encontrarse…
primero hay que perderse un poco.
Quiero que recuerden algo que a mí me costó entender:
ustedes no son lo que los demás ven, ni lo que los demás opinan.
Tampoco son sus errores, ni sus logros, ni sus notas, ni sus trabajos.
Ustedes son mucho más.
Son un alma.
Una chispa divina.
Un milagro en movimiento.
Y cuando todo parezca oscuro, no busquen afuera.
Cierren los ojos.
Pongan la mano en el corazón.
Y pregunten: “¿Quién soy, de verdad?”
Tal vez no escuchen una respuesta inmediata.
Pero el alma sí.
Y les va a empezar a recordar.
Cuando duden, no se juzguen.
Cuando caigan, no se condenen.
Cuando se sientan solos, piensen en mí…
porque aunque no esté ahí físicamente,
voy a estar siempre con ustedes.
Y si alguna vez sienten que el mundo les exige ser algo que no son,
acérquense a esta carta.
Lean estas palabras.
Porque yo los conozco.
Sé quiénes son.
Y lo que veo… es luz.
Siempre.
Con todo mi amor eterno,
Papá
Carta 3 – “El fuego interior”
Mis amores,
Dentro de cada uno de ustedes hay una llama.
No es una llama que quema.
Es una que ilumina.
Una llama que está desde que nacieron.
Que no depende de lo que digan los demás, ni de lo que pase afuera.
Una llama que viene de Dios, del Alma, de la Fuente, de donde quieran llamarlo.
A veces brilla fuerte, como cuando hacen algo que los llena de alegría.
Otras veces se esconde un poco, como cuando dudan, tienen miedo o están tristes.
Pero nunca se apaga.
Ese fuego interior es su brújula.
Cuando estén confundidos, cuando todo parezca raro, cuando no sepan qué decisión tomar…
vuelvan a ese fuego.
Pregúntense:
¿Esto me hace sentir más vivo?
¿Esto me acerca al amor, a la verdad, a la paz?
¿Esto enciende mi luz… o la apaga?
Si algo les apaga la llama, no es por ahí.
Si algo la hace brillar, aunque dé miedo, vale la pena.
El mundo a veces nos distrae.
Nos quiere apagar ese fuego para que encajemos.
Para que hagamos lo que “se espera”.
Para que seamos lo que “queda bien”.
Pero ustedes no vinieron a este mundo a encajar.
Vinieron a encenderlo.
Les pido que cuiden esa llama.
No con miedo, sino con ternura.
Háblenle a su fuego.
Denle espacio.
Respiren hondo cuando estén confundidos.
Confíen en esa chispa que siente, incluso cuando no entiende.
Esa es su guía más profunda.
Y si algún día sienten que su llama se está apagando,
si están cansados, tristes o perdidos,
acérquense entre ustedes, o a mamá, o a mí, o a alguien que los ame de verdad…
Porque a veces, una llama se vuelve a encender con solo estar al lado de otra.
Los amo con toda mi alma.
Papá
Carta 4 – Vamos por todo, sin miedo
Mis queridos Toté, Tini y Sofi,
Hay algo que quiero que tengan siempre muy claro: todo se puede.
Sí, TODO.
Lo que sueñan, lo que imaginan, lo que desean desde el corazón… es posible.
Pero para eso, hay que animarse.
Muchas veces van a sentir miedo.
Miedo a equivocarse, a que no salga bien, a que los demás los miren raro, o simplemente a no estar “listos”.
Y está bien tener miedo.
Pero lo que no podemos hacer es quedarnos quietos por miedo.
El miedo está para enfrentarlo, no para obedecerlo.
Si sienten mariposas en la panza antes de hacer algo importante, quiere decir que eso vale la pena.
El que no siente nada… es porque no se está desafiando.
No tengan miedo a soñar en grande.
No tengan miedo a decir lo que piensan.
No tengan miedo a ser distintos.
Y si alguien les dice que no se puede… sonrían.
Porque muchas veces los que dicen eso… son los que nunca lo intentaron.
Ustedes tienen todo adentro:
La fuerza, el talento, la sensibilidad, la chispa, la inteligencia.
Y además, tienen algo más fuerte todavía: amor, valores, familia, fe.
Nada de eso se compra. Y con eso, pueden llegar tan lejos como quieran.
Así que cuando algo los asuste, respiren hondo, mírenlo de frente y díganle:
“Gracias por aparecer, miedo. Pero yo igual voy a seguir adelante.”
Y sigan. Aunque tiemblen. Aunque no sea perfecto. Aunque no sepan todo.
Porque los valientes no son los que no tienen miedo.
Son los que avanzan igual, con el corazón encendido.
Sueñen.
Intenten.
Fállense.
Levántense.
Y vuelvan a intentar.
El mundo necesita personas como ustedes.
Y yo, su papá, como su mamá, vamos a estar siempre en su equipo, alentando desde el alma.
¡Vamos por todo, mis leones!
Los amo.
Papá
Carta 5 – Vivan con todo el corazón
Mis amores,
Toté, Tini, Sofi…
Hoy quiero dejarles una carta que es como una brújula para su vida.
No una que marca el norte… sino una que apunta hacia lo más alto:
el cielo.
Quiero que vivan con todo.
Que aprendan cada día algo nuevo.
Que no se conformen con lo superficial.
Que se animen a crecer, a cambiar, a mejorar, a ser.
Que amen fuerte, con valentía.
Que se enamoren sin miedo, que se dejen conocer, que construyan vínculos reales.
Que algún día, si así lo sienten, formen una familia hermosa…
y le den a sus hijos el mismo amor que hoy reciben.
Viajen.
Recorran el mundo.
Conozcan culturas, personas, historias.
Sean curiosos, humildes, abiertos, atentos.
Tengan muchos amigos.
De esos que se ríen con ustedes, que los sostienen cuando algo duele, que celebran sus logros y también sus derrotas.
Amigos del alma. De los que valen más que el oro.
Sean generosos.
Den más de lo que esperan recibir.
Compartan, abracen, escuchen, ayuden.
No hay alegría más grande que saber que uno fue luz para otro.
Y nunca, nunca dejen de mirar hacia arriba.
Hacia lo alto.
Hacia Dios.
Hacia ese Cielo que no está “lejos”, sino en cada decisión buena, en cada acto de amor, en cada paso sincero.
La vida es una aventura hermosa.
Habrá días difíciles, claro.
Pero si llevan el alma encendida, si caminan con fe, si siguen el amor y la verdad…
todo va a tener sentido.
Yo estaré con ustedes siempre.
En el recuerdo, en la sangre, en la mirada, en lo que les enseñé sin querer.
Y cada vez que abracen a sus hijos algún día…
van a sentir el eco de esta carta.
Porque todo lo que les escribo hoy…
es lo que más deseo para sus vidas.
Los amo con todo mi corazón.
Vamos siempre hacia adelante.
Y siempre, siempre… hacia el cielo.
Papá
Carta para Toté
Querido Toté,
Sos el mayor.
El que abrió el camino.
El que me convirtió en papá.
Hay algo en vos que siempre me conmovió: tu fuerza tranquila, tu capacidad para pensar, para observar, para cuidar a los demás sin hacer ruido. Tu valentía, tu disciplina.
Y por eso hoy quiero decirte esto, bien claro:
¡No tengas miedo!
Nunca.
De nada.
Ni del error, ni del futuro, ni del amor.
Enfrentá cada miedo con la frente en alto y el corazón despierto.
Soñá en grande.
Soñá con hacer cosas increíbles, con viajar por el mundo, con crear, con construir, con fundar tu familia algún día si así lo sentís.
Soñá con vivir una vida que te emocione cuando te vayas a dormir.
Y si alguna vez sentís que te perdés…
mirá para adentro.
Ahí siempre vas a encontrar la brújula.
Vos sos bueno, generoso, inteligente.
Sos mucho más de lo que creés.
Y yo, hijo mío, creo en vos profundamente.
Te amo,
Papá
Carta para Tini
Mi querida Tini, Chiriwilino, corazón valiente:
Qué ser más hermoso sos.
Dulce, fuerte, sensible… con esa mezcla única que ilumina.
Quiero decirte algo que ojalá lleves siempre con vos:
Nunca te achiques.
Ni frente al mundo, ni frente a tus dudas, ni frente a quienes no sepan ver tu luz.
Tenés un fuego adentro.
Un alma que vino a hacer cosas grandes, pero no por ambición…
sino porque tu corazón está hecho para amar, para guiar, para inspirar.
Soñá, hija.
Soñá todo:
un amor que te haga volar,
una vida llena de belleza y propósito,
una familia si así lo deseás,
un mundo lleno de aventuras por descubrir.
Y cuando algo te duela…
recordá que no estás sola.
Yo estoy con vos, también mamá y
Dios también.
Y ese amor… te va a sostener siempre.
Te amo con locura y dulzura,
Papá
Carta para Sofi
Mi ratoncita linda, mi Sofi:
Sos la más chiquita…
pero tenés un alma gigante.
Quiero que sepas esto, y que nunca lo olvides:
Sos capaz de todo.
Aunque a veces te dé miedo, aunque dudes, aunque parezca difícil…
vos podés.
Siempre.
Los valientes no son los que no tienen miedo.
Son los que lo sienten… y aun así dan el paso.
Y vos sos valiente, Sofi.
Sos buena, tierna, luminosa.
Y tenés una ternura que va a sanar a muchos.
Soñá.
Cantá.
Bailá.
Viví con alegría.
Buscá el amor.
Formá una familia hermosa si eso te hace feliz.
Y rodeate siempre de gente buena, noble, con la que puedas ser vos sin miedo.
Y si alguna vez te sentís perdida…
acordate de esta carta.
Papá cree en vos con el alma entera.
Y Dios te ama más de lo que podés imaginar.
Te amo hasta el cielo.
Papá
Continuará...
Comments